29º Domingo del tiempo ordinario
19.10.08
Lecturas:
Is. 45, 1. 4 – 6
Sal. 95
1 Tes. 1, 1 – 5
Mt. 22, 15 – 21
Este fin de semana las lecturas nos quieren acercar al tema del reconocimiento de Dios y del lugar que ocupa en nuestra existencia, en la del pueblo de Dios y personalmente en el corazón de cada uno. No tenemos que perder tiempo en esa búsqueda, ni reemplazarlo por otros, sino seguir adelante con nuestro discipulado.
Isaías tiene muy claro que Dios se vale de los hombres para realizar su bondad, e incluso de algo que puede parecer malo a los ojos de los hombres, es capaz de sacar algo provechoso a la larga. Ciro, el rey persa, ha tomado posesión de muchos lugares en donde ha extendido su imperio, entre ellos, ha llegado hasta Israel, que estaba en el destierro babilónico, y bajo una orden del rey Ciro, vuelven a sus tierras devastadas luego de la desocupación. El profeta, remarca que las cosas no pasan solamente porque si, sino más bien para demostrar que el Señor es Dios, y por ello, las afirmaciones finales sobre la soberanía del Señor, que lleva el curso de toda la historia.
Pablo le habla a la comunidad de Tesalónica sobre la elección de la que han sido objeto, y de cómo la constancia ha dado frutos también entre ellos; por ello, anima a que sigan por esas sendas de santidad y den muchos frutos en su vida cristiana.
El Evangelio de Mateo, hoy nos habla de una de las disputas entre fariseos y Jesús; los primeros, siempre buscando sorprenderle en alguna afirmación comprometedora que le signifique entrar en terreno difícil, en este caso, con la autoridad por el cobro de impuestos para el César. Jesús que sabe sus intenciones, les responde con una respuesta que seguro no esperaban: “den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”… Jesús quiere en definitiva centrar a sus interlocutores respecto del verdadero sentido del hecho de ser parte de Dios. La imagen del ser humano, es la de Dios, y por ello no debemos alejarnos de él, sin dejar de cumplir las obligaciones terrenas. La respuesta sabia de Jesús es la que nos hace descubrir la imagen que llevamos cada uno.
Puntos de reflexión:
- Cultura de la imagen: Este es un punto que sale a flote en las lecturas a raíz del Evangelio proclamado. Hoy, más que nunca vivimos una cultura marcada por las imágenes y lo que proyectamos. En el Evangelio, sin duda la imagen del Cesar en la moneda, era símbolo de poder, y por ello, influencia. Jesús al decirnos que hay que dar a cada uno lo que corresponde, nos llama fuertemente la atención respecto de qué es lo que hemos hecho con la imagen de Dios que llevamos cada uno… imagen única e irrepetible. Hoy tenemos muchas imágenes a nuestro alrededor… la de Dios, ¿dónde está?
- Dios, Señor de la historia: Probablemente Ciro nunca se enteró en vida terrena que Dios le utilizaría como instrumento para hacer que su pueblo elegido volviera a la tierra prometida. Y el César jamás pensó en que su imagen grabada en las monedas pasarían… y sin embargo, ambos quedaron solo como parte de la historia de la humanidad, como parte de la historia de un pueblo, nada más… Dios trascendió a ambas historias, y se nos revela todavía más, porque está sobre esa historia que alcanzamos a captar. Que importante hoy que vivamos descubriendo en nuestra historia personal, a este Señor que todo lo contiene y sostiene.
Le pedimos a Dios este fin de semana, reconocerlo en cada uno de nosotros, en nuestros hermanos; le pedimos al Señor de la historia, que siempre tengamos la sensibilidad para sobreponernos a las cosas que vivimos y sacar de ella el sentido original de nuestra frágil condición y creación.
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